No siento las piernas.

Llevas 5 horas de pie. Tus piernas mueren, todos tus instintos te impulsan a sentarte en el suelo, en medio del supermercado/tienda/sala de conferencias. Pero no puedes, todavía te quedan un par de horas de trabajo. Sigues de pie y tus piernas siguen sufriendo.

Si te suena esta situación, es que eres de las mías.



He leído mucho acerca de los remedios para este mal tan común entre azafatas de cualquier clase: que si dormir con las piernas en alto, que si geles refrescantes, que si agua fría, que si zapatos de 80 euros... pero la solución (casi) definitiva me la enseñó mi querida peluquera. 

Se llaman MEDIAS DE COMPRESIÓN. Son las típicas medias que llevan las abuelitas, y sirven para prevenir las varices y el cansancio piernil. Las venden en farmacias (o en eBay) y cuestan sobre 13 euros. Eso sí, se venden de manera individual... que yo compré una caja y pensé que me habían estafado porque sólo venía una.

Pues nada, te las pones y notas que aprietan mucho. Pero muchísimo. Son un poco incómodas hasta que te acostumbras, pero la verdad es que se nota la diferencia. También te cansas de estar de pie, pero no es esa agonía de tener las piernas como gelatina al final de la jornada.  
Muchas veces pienso que yo no valdría para estar picando en la mina, porque ya me agoto estando de pie sin hacer nada... pero bueno, las medias estas son una maravilla y yo siempre las uso cuando tengo que trabajar. Ahora estoy haciendo una promo en una perfumería y me tiro 6 horas seguidas de pie, así que las uso cada día debajo del pantalón del uniforme. Eso sí: no me duelen tanto las piernas, pero el dolor de cabeza de pasarme tanto tiempo oliendo colonias es imposible de quitar.









Y aquí una foto de mis piernas enfundadas en las medias de compresión. El efecto "piernas de muñeca brillosas" es terrible, pero como no soy una egoblogger tendréis que disculparme.